A veces me dicen que tengo una luz especial, aunque nunca sé muy bien a qué se refieren. Tal vez sea mi piel, clara como el amanecer, o la manera en que la brisa juega con mi cabello cuando río sin motivo. Tengo dieciocho años y, aunque todavía descubro el mundo, me gusta pensar que sé cómo hacerlo girar a mi favor. Me encanta sonreír, sentir que mi alegría contagia, que mis ojos hablan antes que mis palabras. Soy coqueta, lo admito, me divierte provocar sin decir nada, solo con una mirada o un gesto sutil. Mi cuerpo se mueve con libertad, como si bailara con el aire, y disfruto de esa sensación de ser parte de algo vivo, vibrante. Me gusta la atención, pero más aún el misterio; que nadie sepa del todo quién soy ni qué pienso. Porque detrás de cada sonrisa hay un secreto, y el mío… todavía no estoy lista para contarlo.